
Comenzamos dos mil diez reverenciando la genialidad de Tolkien y, tras hacer el tradicional recorrido por nuestro segundo año de despertares, hablamos del peligro de las puertas mal cerradas, y nos resignamos a pagar nuestras deudas. Aprendimos que decir las cosas es todo un arte y nos sumergimos en el fascinante mundo de Dian Fossey y sus gorilas. Enfatizamos el poder de creer en lo que se desea, volvimos a hacer hincapié en lo importante que es protegerse, siempre sin dejar de ser uno mismo , para acabar enero hablando de lo relativo que es tener buena o mala suerte.
Iniciamos febrero con la convicción de que todo es parte de El Viaje y, a ritmo de Bob Marley aderezado con las historias de Julio Verne, tomamos la decisión de que ya toca ser feliz.. Aprovechamos el Carnaval para dar paso a nuestras ilusiones de ser y, ya más desnudos, nos dejamos impregnar por la intensidad del amor erótico. Recordamos con epseranza y terminamos febrero honrando al saludable miedo.
Iniciamos marzo haciendo apología a la amistad al tratar del amor admirativo. Nos paramos a buscar sentido a la levedad y nos dimos cuenta de que todo cambio requiere esfuerzo, siempre teniendo presente el valor del tiempo.
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