Los tres Amores (II): Amor Admirativo.

Quienes me conocen de forma más o menos cercana podrán decir que a mí de muestras de cariño, besos, abrazos, caricias y decirse cosas "bonitas" -como te quiero, te aprecio, te deseo que seas feliz etc.- las que hagan falta, jajajaja y más hoy en el día de mi cumpleaños (no sabía cómo decirlo :) ). Así que pueden mimarme todo lo que deseen que yo me dejo :)

Y ya puestos a mostrarnos cosas buenas, que de las malas ya se encarga la política, voy a continuar con aquel post que dejé a medias sobre los tres amores.

Hoy voy a hablar del AMOR ADMIRATIVO.

Sigo citando al Dr. Naranjo: "Hay un amor que tiene que ver con la amistad y que no es necesariamente protector ni entraña una búsqueda de placer, sino que tiene que ver con el aprecio, con la admiración, con el respeto y con los ideales. La estimación no es erótica ni generosa, es una tercera cosa y los griegos la llaman philia. Es lo que uno busca en la amistad, lo que uno encuentra en cada persona a quien valora, sólo que hay una gradiente que va de la aceptación a la estima y el respeto, a la admiración y por último a la adoración. Hay amistades interesadas como la que se da entre dos a quienes les gusta jugar tenis, se utilizan mutuamente, pues cada uno sirve al otro respecto a la satisfacción de un gusto. Hay amistades manipulativas también, en que en nombre de la amistad se trata de obtener otras cosas; pero la verdadera amistad es una en la que el uno se interesa por el otro porque el otro tiene alguna cualidad espiritual o humana admirable que estimula el propio crecimiento. (...) es el amor más propiamente humano."

POEMA A LA AMISTAD

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No puedo darte soluciones para todos los problemas de

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la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores,

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pero puedo escucharte y compartirlo contigo.

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No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.

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Pero cuando me necesites estaré junto a ti.

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No puedo evitar que tropieces.

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Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes

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y no caigas.

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Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos.

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Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.

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No juzgo las decisiones que tomas en la vida.

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Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me

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lo pides.

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No puedo trazarte limites dentro de los cuales debes

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actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para

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crecer.

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No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te

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parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger

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los pedazos para armarlo de nuevo.

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No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser.

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Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.

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En estos días oré por ti...

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En estos días me puse a recordar a mis amistades más

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preciosas.

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Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.

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Eso es lo que ellos me dicen, me lo demuestran.

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Es lo que siento por todos ellos.

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Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la

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alegría que sienten al verme.

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Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y

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cuando hablamos, sea en la alegría o sea en la

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serenidad, en estos días pensé en mis amigos y amigas,

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entre ellos, apareciste tú.

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No estabas arriba, ni abajo ni en medio.

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No encabezabas ni concluías la lista.

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No eras el número uno ni el número final.

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Lo que sé es que te destacabas por alguna cualidad que

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transmitías y con la cual desde hace tiempo se

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ennoblece mi vida.

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Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el

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segundo o el tercero de tu lista.

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Basta que me quieras como amigo.

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Entonces entendí que realmente somos amigos.

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Hice lo que todo amigo:

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Oré... y le agradecí a Dios por ti.

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Gracias por ser mi amigo.

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-Jorge Luís Borges-

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Fuentes: Claudio Naranjo, "Cosas que vengo diciendo". Ed. Kier, Buenos Aires, 2005

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Vea también Los tres amores... (I)