martes, 22 de abril de 2008

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Aquellos incomprendidos años

Decía una canción de hace muchos muchos años: "Almas rebeldes al viento, volando sin dirección...."
Mi querida Alba lloraba la otra noche y cuando le pregunté si sabía el motivo, me respondió entre sollozos: "porque no sé lo que quiero". Razón más que convincente para ponerse a llorar.
¿Sería apropiado hacer a los adolescentes abanderados de la frase "Soy rebelde porque no sé quién soy"? Probablemente la necesidad de una identidad propia, aún no consolidada -pues el niño quedó atrás- unida a los cambios físicos y sociales, hacen de la adolescencia una muy bella y tambien muy incomprendida etapa de la vida. A pesar que todos pasamos la mal llamada "edad del pavo", no todos estamos dispuestos a soportarla o sobrellevarla en otros.
"Entramos en aquella tienda de sombreros en plena Rambla de Barcelona. Rondaríamos los dieciseis años en la foto. Para terror de muchos de los clientes de aquella atractiva tienda, salimos corriendo con gritos efusivos hacia una estantería donde había multitud de boinas y gorras. La intención no era comprar nada. Era únicamente reirnos un rato poniendo aquellos estrafalarios atuendos sobre nuestras cabezas; derrochar la ingente cantidad de energía que a esas horas de la mañana teníamos -a pesar de haber dormido escasas horas, pues la noche anterior hubo "fiesta" colectiva en una de nuestras habitaciones (aún recuerdo el pijama de Quico que parecía al de Don Quijote) Lo que nos reiríamos aquella noche y lo poco que debió falrar para que nos echaran del hotel-. Y bueno, seguramente también buscariamos llamar la atención, reafirmarnos, decir con grito de guerra, si era necesario: "¡¡Mirad vosotros sabiondos adultos, que ya no somos niñas!!!".
Creo que fue el dependiente de la tienda quien nos hizo la foto, o quizá algún amable y divertido cliente que no se olvidó de sus "incomprendidos años" de adolescente.".

Acompañé a C a tirar un petardo la otra tarde al terminar la sesión -las razones me las reservo- y sentí la emoción contagiosa que él tenía jugando en el límite de lo permitido. Rebelde sin causa, desafiante hasta la impertinencia; pero eso sí, sin perder el corazón del niño que aún no ha dejado de ser.
Un abrazo a Marina, Magda, María José y Vero

5 comentarios:

Artemisa dijo...

Hola Merce!!

Que bien te lo deviste de pasar!! te quedaba muy bien esa boina blanca!! ;)

Un abrazo

Rampy Towers dijo...

La verdad es que si, la boina te sienta estupendamente.
Un abrazo enorme desde Málaga

Merce dijo...

Hola Eva. Hola Rampael.
Muchas gracias
Creo que conforme pasan los años uno valora mucho más los buenos ratos y las locuras hechas durante etapas pasadas
Lamentablemente muchos de los problemas de los adolescentes surgen por la incomprensión -por parte los padres, profesores, etc..- de la atapa que están pasando y de las necesidades que tienen.

Gracias de nuevo y besos

Mr Blogger dijo...

Ey, pues esta entrada si que la leí, me acordé por lo del petardo XD. Es curioso que la mente se quede con ciertos detalles y termine olvidando el resto, no sé por qué me llamaría más la atención lo del petardo que la foto, pero bueno...

Merce dijo...

Jejeje Ay gamberrillo!
xDXD