Mariana de Pineda Muñoz, más conocida como Mariana Pineda fue una heroína española de la causa liberal en el siglo XIX.
Hija de la humilde María de los Dolores Muñoz Bueno y de Mariano de Pineda y Ramírez, noble nacido en Guatemala en 1754, capitán de navío ya retirado (coronel, según otras fuentes, si bien capitán de navío es una graduación de Marina que equivale a coronel) y treinta años mayor que ella. Se instalaron en Sevilla en un primer momento donde nació su primera hija Luisa Rafaela, aunque no llegarían a casarse por sus diferencias sociales y quizás por las presiones familiares. Se trasladan a Granada donde nace Mariana el 1 de septiembre de 1804.
Mariana era una chica rubia, de piel muy blanca y ojos azules que, con tan sólo 14 años, conoce a un militar ya retirado y con mala salud, Manuel Peralta Valte, firme partidario del bando liberal. Para evitar en lo máximo las críticas, se casa rápidamente al año siguiente, el día 9 de octubre de 1819, y el 31 de marzo del año siguiente nace su primer hijo. Enviuda tres años después en 1822, aunque ya con dos hijos a su cargo.
Comprometida también con la causa liberal, empieza a involucrarse cada vez más en contra de los partidarios del absolutismo y del rey Fernando VII.
En Granada, existía un fuerte contraste entre las decenas de edificios religiosos y la amplia presencia liberal, por ejemplo los condes de Teba, desterrados de Galicia por liberales, y que acogían en su nueva residencia a los enemigos del absolutismo, entre ellos a Pineda.
La lucha entre liberales y absolutistas se recrudece, en 1828 una gran conspiración conllevó una oleada de arrestos y ajusticiamientos en los liberales. Pineda afronta la situación con actitud militante, es uno de los cómplices de la huida de prisión de su primo, el capitán Fernando Álvarez de Sotomayor, destacado liberal condenado a muerte a causa del levantamiento de los ejércitos de Andalucía contra el rey en 1820 promovido por el general Rafael de Riego. Consigue introducir un hábito completo de fraile y unas barbas postizas, con la que su primo se fuga por la única puerta de su celda, y aunque todos dan por hecho que es la principal cómplice, los absolutistas no pueden juntar pruebas en su contra. También colabora ayudando a presos, sirviendo de enlace con exiliados desde Gibraltar o sirviendo su casa de refugio a gente comprometida, pese a estar sometida a estrecha vigilancia de la policía.
En 1831, en un registro de su casa, Ramón Pedrosa y Andrade, comisionado especial para las causas de conspiración contra la Seguridad del Estado, una especie de policía política, requisa una bandera de dos metros por uno aproximadamente, hecha en tafetán morado, en la que había cosido un triángulo verde, los dos colores del concepto de Oriente masónico y en la que se había bordado en hilo rojo el lema liberal Igualdad, libertad y ley. Aunque erróneamente se le atribuyó como bandera nacional según su propia leyenda, su significado político fue el mismo. Es arrestada, acusada de conspiración o insurrecta, e inmediatamente encarcelada. .
Intenta escapar disfrazada de anciana, pero es detenida de nuevo y encerrada en el convento de Santa María Egipciaca de Granada, que utilizado originariamente para rehabilitar prostitutas había degenerando en una cárcel común para mujeres. Durante el juicio, Pedrosa, quien se le había insinuado, enamorado o confundido por la libertad sentimental de Pineda, intenta convencerla de que delate a sus cómplices a cambio de perdonarla, pero ella se niega:
“Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios para comprometer a nadie. Me sobra firmeza de ánimo para arrastrar el trance final. Prefiero sin vacilar una muerte gloriosa a cubrirme de oprobio delatando a persona viviente..”
Finalmente, en un juicio lleno de irregularidades, Fernando VII firma su sentencia de muerte en base al artículo número 7 del decreto de 1 de octubre de 1830:
“Toda maquinación en el interior del reino para actos de rebeldía contra mi autoridad soberana o suscitar conmociones populares que lleguen a manifestarse por actos preparatorios de su ejecución, será castigada en los autores y cómplices con la pena de muerte.”
Dos meses después de su arresto y al conocer la sentencia, Mariana exclama:
“El recuerdo de mi suplicio hará más por nuestra causa que todas las banderas del mundo.”
En la víspera, escribió un testamento y una carta a sus hijos para decirles que moría dignamente por la Libertad y la Patria, pero fueron requisados por subversivos
.
El 26 de mayo es conducida a la Plaza del Triunfo donde es ajusticiada públicamente mediante el brutal garrote vil.
Su ejecución no solo pretendía castigar a los liberales, sino castigar también la participación de la mujer en la vida política y social en la convulsa España del siglo XIX, lo que la convirtió en una mártir para los liberales y en un símbolo popular de la lucha contra la falta de libertades hasta el siglo XX, en España más concretamente hasta la irrupción de la dictadura franquista. La biógrafa Antonina Rodrigo ha encontrado romances sobre Mariana en países como Argentina o Italia.
En 1925, el poeta de Granada Federico García Lorca termina la obra dramática homónima basada en su historia (Mariana Pineda, romance popular en tres estampas), que estrenará dos años más tarde en el Teatro Goya de Barcelona la compañía de Margarita Xirgu, y dando posteriormente a conocer aún más a esta figura histórica que ya se había recogido popularmente en la calle.
El 1 de septiembre de 2004, se inauguró en su última residencia, en la calle Águila, una placa conmemorativa:
“En recuerdo de Dª MARIANA de PINEDA que murió en defensa de la libertad, el Excmo. Ayuntamiento de Granada le dedica este homenaje en su casa familiar, con motivo del bicentenario de su nacimiento, que tuvo lugar el 1 de septiembre de 1804.”
En 2006, el Gobierno de la Unión Europea rindió homenaje y le otorgó su nombre a la entrada principal del Parlamento Europeo, como símbolo de la aportación española a la lucha por los derechos y libertades en Europa. También en el Congreso de los Diputados en Madrid figura su nombre junto a los de otros españoles héroes de la libertad.
Federico García LorcaMariana Pineda. 1925 Romance popular en tres estampasEstampa SegundaEscena IXMariana: (Fiera.)¿Puedo yo permitir que usted me insulte?¿Que penetre de noche en mi vivienda para que yo... ? ¡Canalla! No sé cómo...(Se contiene.)¡Usted quiere perderme!Pedrosa: (Cálido.) ¡Lo contrario!Vengo a salvarla.Mariana: (Bravía.)¡No lo necesito!(Pausa.)Pedrosa: (Fuerte y dominador, acercándose con una agria sonrisa,)¡Mariana! ¿Y la bandera?Mariana: (Turbada.) ¿Qué bandera?Pedrosa: ¡La que bordó con esas manos blancas (Las coge.) en contra de las leyes y del Rey!Mariana: ¿Qué infame le mintió?Pedrosa: (Indiferente.) ¡Muy bien bordada! De tafetán morado y verdes letras. Allá en el Albaicín, la recogimos, y ya está en mi poder como tu vida. Pero no temas; soy amigo tuyo.(Mariana queda ahogada.)Mariana: (Casi desmayada.) Es mentira, mentira.Pedrosa: Sé también que hay mucha gente complicada. Espero que dirás sus nombres, ¿verdad? (bajando la voz y apasionadamente.) Nadie sabrá lo que ha pasado, yo te quiero mía, ¿lo estás oyendo? Mía o muerta. Me has despreciado siempre; pero ahora puedo apretar tu cuello con mis manos, este cuello de nardo transparente, y me querrás porque te doy la vida.Mariana: (Tierna y suplicante en medio de su desesperación, abrazándose a Pedrosa.)¡Tenga piedad de mí! ¡Si usted supiera! Y déjeme escapar. Yo guardaré su recuerdo en las niñas de mis ojos. ¡Pedrosa, por mis hijos!...Pedrosa: (Abrazándola, sensual.) La bandera no la has bordado tú, linda Mariana, y ya eres libre porque así lo quiero...(Mariana al ver cerca de sus labios los labios de Pedrosa, lo rechaza, reaccionando de una manera salvaje.)Mariana: ¡Eso nunca! ¡Primero doy mi sangre! Que me cueste dolor, pero con honra. ¡Salga de aquí!Pedrosa: (Reconviniéndola.) ¡Mariana!Mariana: ¡Salga pronto!Pedrosa: (Frío y reservado.)¡Está muy bien! Yo seguiré el asunto y usted misma se pierde.Mariana: ¡Qué me importa! Yo bordé la bandera con mis manos; con estas manos, !mírelas, Pedrosa! y conozco muy grandes caballeros que izarla pretendían en Granada. ¡Mas no diré sus nombres!Pedrosa: ¡Por la fuerza delatará! ¡Los hierros duelen mucho, y una mujer es siempre una mujer!¡ Cuando usted quiera me avisa!Mariana: ¡Cobarde! ¡Aunque en mi corazón clavaran vidrios no hablaría! (En un arranque.) !Pedrosa, aquí me tiene!Pedrosa: ¡Ya veremos! ....Mariana: ¡Clavela, el candelabro!(Entra Clavela, aterrada, con las manos cruzadas sobre el pecho.)Pedrosa: No hace falta, señora. Queda usted detenida en nombre de la ley.Mariana: ¿En nombre de qué ley?Pedrosa: (Frío y ceremonioso.) ¡Buenas noches! (Sale.)Clavela: (Dramática.) ¡Ay, señora; mi niña, clavelito, prenda de mis entrañas!Mariana: (Llena de angustia y de terror.) Isabel, yo me voy. Dame el chal. Clavela: ¡Sálvese pronto!(Se asoma a la ventana. Fuera se oye otra vez la fuerte lluvia.)Mariana: ¡Me iré a casa de don Luis! ¡Cuida los niños!Clavela: ¡Se han quedado en la puerta! ¡No se puede!Mariana: Claro está. (Señalando al sitio por donde han salido los Conspiradores.) ¡Por aquí!Clavela: ¡Es imposible!(Al cruzar Mariana, por la puerta aparece doña Angustias.)Angustias: ¡Mariana! ¿Dónde vas? Tu niña llora. Tiene miedo del aire y de la lluvia.Mariana: ¡Estoy presa! ¡Estoy presa, Clavela!Angustias: (Abrazándola.) ¡Marianita!Mariana: (Arrojándose en el sofá.) ¡Ahora empiezo a morir! (Las dos mujeres la abrazan.)Mírame y llora. ¡Ahora empiezo a morir!
7 comentarios:
Verdaderamente fue una gran mujer, pero tuvo la mala suerte de vivir en una época donde las libertades estaban castigadas, sobre todo entre las clases femeninas
Un besazo
Rampy
Era toda una mujer sin duda alguna..
Besos preciosa
Que interesante, Merce, conocer la historia de esta increible mujer. Merecido homenaje el que le hacen.
Te dejo un abrazo cálido, tanto como tus palabras y como la luz que emana de ti. Gracias por venir a mi rincón.
Hola!!!
Rampy: cierto, y como siempre la brutalidad humana que hace desaparecer del campo de lo amenazante a quien no puede callar atemorizando. Hay tantas personas que tuvieron tanto que decir que sólo después de muertas empezaron a ser escuchadas y consideradas...
Un beso y gracias
CalidaSirena: toda una mujer por ejemplificar perfectamente a la mujer de su época y toda una revolucionaria por adelantarse a su tiempo, aunque eso le costó la vida.
Unabrazo y gracias
arysol: sí, merecido homenaje tras quitarle la vida a los 26 años por ddecir algo que hoy todos defendemos sin cuestionar -casi todos-.
Gracias a ti y me alegro que ya estés de vuelta.
Un abrazo
Mariana Pineda no luchó por su condición sino por unos ideales políticos que iban más allá del sexo.
Y, como siempre, es el cinismo de la sociedad el que termina venciendo. Poner su nombre en la entrada del parlamento europeo es lógico y decente, ahora bien, hacerlo como símbolo de uno de los países más retrógrados de la Unión, en el que aún hay políticos elegidos democráticamente que defienden la inquisición y el absolutismo, es mofarse de ella.
Hola Pau!!!
Bienvenido!!!
Sí, el cinismo vence inicialmente, arrebata vidas valiosas y luego lamenta las pérdidas que exculpa con placas honorarias y dedicaciones similares.
La lucha no ha terminado y el reconocimiento de personas como Mariana Pineda, de algún modo transmite el espíritu de no-derrota de quiees creemos y confiamos en los derechos y libertades humanas frente a aquéllos que -en muchos casos deshumanizados- se resisten a hacerlo.
Besos y gracias
Y sin mas vacilacion,
entregue mi vida a la misma vida,
pues para eso vine,
para manifestar de nuevo,
el derecho divino con el cual nace cualquier Ser.
Yo por Ser mujer,
Tú por compartir,
Siendo testigo de la historia.
Mujeres Empresarias del Mundo.
UMEDELM.
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