jueves, 10 de abril de 2008

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Budha

Nació en Kapilavastu. Hijo de Suddhodana, de la familia de los Sakyas, príncipe de un reducido territorio y vasallo del rey de Magadha y de Maya Devi.
Fue uno de los reformadores que dio un impulso renovador en el ámbito religioso dhármico que se propagó más allá de las fronteras de la India y terminó transformándose en una de las grandes religiones del mundo, el budismo. En esta religión, el término buddha significa ‘inteligente’ o ‘iluminado’, y se usa para nombrar a todo humano que haya conseguido el nirvana. El descubrimiento de la vejez, la enfermedad y la muerte fue traumático para Siddhārtha. Se dio cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento y su ánimo se tornó sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. En una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como mendigo. Siddhārtha vivió como un príncipe hasta los 29 años, cuando abandonó su hogar; dejando atrás a su esposa y a su hijo. Se echó al mundo con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación. Aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, llegado cierto instante, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Siddhārtha partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo Una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara la respuesta al sufrimiento. La culminación de sus meditaciones llegó cuando tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente. Comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer, que había roto el eterno girar de la rueda del samsara. Esto es el nirvana. Siddhārtha despertó de sus meditaciones como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’) y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación. Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se llegaría a conocer como el budismo. Siddhārtha Gautama murió alrededor del año 486 a. C., a los 80 años de edad. La causa fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que, según los testimonios, soportó con gran entereza. Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kuśīnagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el paranirvana. Este es un estado al que sólo acceden los que han alcanzado el Nirvana durante su vida; después de morir. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos. El término budha proviene del sánscrito बुद्ध, buddha: ‘consciente’, ‘inteligente’, ‘despierto’, ‘iluminado’. Etimológicamente deriva del verbo budh: ‘despertar, prestar atención, darse cuenta, entender, recuperar la conciencia después de un desmayo’. Según el budismo, Buda es la denominación que reciben aquellos individuos que han realizado su naturaleza bodhi. Buda Gautama se considera «el Buda de nuestra era», uno de los budas principales que definen eras cíclicas de enseñanza y olvido del dharma (la verdad; la naturaleza de la realidad, de la mente, de la aflicción del ser humano y del camino correcto para la liberación). Debido a ciertas malas interpretaciones muy comunes, se debe enfatizar que Buda no es Dios. Esto no sólo lo aseguró el mismo Buda Gautama, sino que la misma cosmología budista hace esta distinción al afirmar que el estado del Buda sólo lo pueden lograr los seres humanos (pero no se limita a esta humanidad en particular), en quienes reside el mayor potencial para la iluminación. El Buda Gautama también afirmó que no existen intermediarios entre la humanidad y lo divino. Devas (deidades o ángeles), humanos y demonios se rigen por el karma. El Buda es tan sólo un ejemplo, un guía y un maestro para aquellos seres que deben recorrer la senda por su cuenta, lograr el despertar espiritual y ver la verdad y la realidad tal como son. El sistema budista de filosofía y práctica meditativa no fue una revelación divina, sino más bien el entendimiento de la verdadera naturaleza de la mente y tal entendimiento puede ser descubierto por cualquiera. Es el adentrarse en la realidad lo que se logra al comprender que la ignorancia puede eliminarse.
(Extraido de Wikipedia)

5 comentarios:

Merce dijo...

Disculpen que ande "copiando" y escriba tan poco. El tiempo ahora mismo no me lo permite. Gracias

Unknown dijo...

Hola Merce,
Un placer visitar tu casa virtual. Te dejo con una reflexión:
Un budín no es un buda pequeño. Es un producto a base de harina, huevos y esencias que, al igual que cualquier otra cosa o experiencia, puede recordarte tu naturaleza búdica. Ahora bien, si tu duermes -pensando que estás despierto- y crees que una cosa es más sagrada que otra, no podrás disfrutar plenamente de todo lo que este noble panificado, de nombre tan simpático, tiene para ofrecerte.
Saludos desde la patagonia argentina,
Ale.

Merce dijo...

Muchas gracias Ale y BIENVENIDO a "mi casa virtual". Bella e interesante tu reflexión. Supongo que ahí estriba la filosofía del "justo medio": ni el apegarse demasiado a tan sabroso manjar ni el prescindir de él completamente. Si todo tiene la misma Esencia, es difícil que haya algo más Sagrado que el resto.
Saludos desde el sudeste de España.

RAMPY dijo...

Nada no te preocupes mujer, estas cosas pasan en los mejores blogs
Millones de besos para ti

Merce dijo...

Gracias Rampael por tu comprensión. Eso sí, si copio serán cosas que me merezcan la pena. Y cinco minutos al día para responder a los comentarios y leer los blogs amigos como el tuyo, casi siempre los puedo sacar.
Besos