Cuando cogí la responsabilidad de dar voz a esta carta ante las personas invidentes que había en la sala, no tuve muy en cuenta que a mí, por algunos momentos, también se me empañaría la vista, a causa de las lágrimas. Es tremendamente enriquecedor trabajar con personas invidentes, pues una aprende a valorar el incalculable don de la visión y, además, se atreve a conocer el inimaginable y maravilloso mundo que hay más allá de las imágenes visuales, en las que continuamente nos centramos en detrimento de otros sentidos.
Copio esta carta en honor a D y porque creo que es una muestra de autosuperación y de ilusión por la Vida, sean cuales sean las circunstancias que ésta nos traiga.
Sentirse como el barquero que ayuda al tránsito de las personas que pasan de la luz a la oscuridad, a veces es un oficio costoso, pero otras es tremendamente gratificante.
Gracias a todos vosotros que confiáis en mí. Gracias por lo mucho que me aportáis. Y sobretodo, va por ti D.
"¡Qué bonito es que te den la mano cuando la necesitas: en una senda, en una pista, en un barranco!
En diciembre del año 2007 me subí a la montaña más alta del mundo cuando me dijeron que tenia un tumor en la cabeza. Al día siguiente, bajé de la montaña porque había tocado las estrellas. Al bajar de la montaña no veía nada. Estaba ciega..
Al terminar la senda me encontré con mis amigos del Centre excursionista de X y me sorprendieron al presentarme en la X Gala del Deporte como mejor deportista de 2008 por mi pasión por la montaña a pesar de mis dificultades. En la gala recibí un trofeo y una gran ovación del pueblo de X por lo que sentí una gran emoción.
Durante el 2009 he dado mis primeros pasos como invidente en la montaña, realizando diferentes rutas. Todo esto me supone un esfuerzo diariamente. A pesar de ser ciega me motiva que tengo amigos en la montaña y en otros sitios.
Esto se lo agradezco por su entero sacrificio a mi marido.
Hay que recordar lo bonita que es la vida.
¡Aún piensas que no puedes subir a la montaña!
¡Yo sí puedo! ¿Y tú?
D.R."
5 comentarios:
Hay montañas muy duras como la vida, y hay montañistas que se ciegan en si mismos y no quieren ver, así que en lugar de coger ánimo y esforzarse en subir sea como sea, se quedan en la falda de la montaña compadeciéndose de su ceguera. Luego están los que ven más o menos bien o se esfuerzan en ver lo mejor posible y aquellos que aún ciegos, se esfuerzan y luchan por salir adelante. Estos últimos merecen la más grande admiración, unos por no desaprovechar bien lo que tienen, otros por seguir adelante pese a lo que no tienen. Los otros la más mayor lástima por negarse a ser personas y rendirse sin siquiera intentarlo.
Y seguimos necesitan lecciones para saber primero, la suerte que tenemos, y segundo, la de puertas que nos cerramos.
Hola Merce. Qué post más bonito... y duro. La vida está llena de dificultades y montañas. Pero es cierto, que el único límite... es el que nos establecemos nosotros mismos. Saludos!
ciertamente, no hay peor censura que la autocensura.
Hola:
Mr. Blogger: la mayoría de las veces, es nuestra mente la que coloca los límites. Lo que sucede es que no siempre se basan -bien por exceso, bien por defecto- en nuestras capacidades reales.
Muchas gracias.
Besos
Gabiprog: esto es como todo. La mayoría de las personas hemos valorado y valoramos realmente las cosas bien cuando las hemos perdido, bien cuando vemos a otros perderlas.
Besos y gracias.
Ricardo B: Lamentablemente el que nos ponemos nosotros, no es el único límite: si bien éste, en la mayoría de los casos, no se basa en la realidad.
Gracias y besos
Didac Udagoien: Totalmente de acuerdo contigo. Gracias mil
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