El miedo al compromiso
El proceso de evolución sentimental en el ser humano, parece que sea un camino programado y fácil de seguir, pero en realidad es un aprendizaje complejo.
- Desde los primeros años de vida, ya nace el amor por las personas cercanas y de las que existe una dependencia. En la infancia el vínculo amoroso va dirigido hacia los progenitores y entorno familiar. El mundo del niño se reduce al ambiente familiar, las personas que conoce y le rodean.
- En la adolescencia ese vínculo se amplía al grupo de iguales, se busca la cercanía y el placer con los amigos.
- Al llegar a la juventud, se empieza a despertar la necesidad de compartir las experiencias con una pareja. En la mayoría de las ocasiones, la necesidad de divertirse y estar con los amigos es tan poderosa como la necesidad de estar con la pareja, motivo en ocasiones de conflicto con uno mismo, ya que el individuo tiene que empezar a entrenarse en tomar decisiones y aprender a establecer prioridades, así como a saber compartir y organizar sus preferencias.
- Será llegados a la edad adulta cuando el foco de motivación se centra principalmente en encontrar una pareja. Claro está, que en primer lugar no es fácil para muchas personas conocer a alguien que pueda resultar interesante, pero cuando se encuentra y se decide iniciar una relación, uno se aventura en un universo de experiencias novedosas y de complejos sentimientos y emociones. Muchas personas desean encontrar una pareja y establecer una relación sólida pero por otra parte, les da miedo adquirir un compromiso.
El miedo surge ante la expectativa de cambio. Si una persona se plantea que tener una pareja conlleva una valoración que resta, es decir, existen más cosas que perdemos de las que ganamos, entonces tendrá más fuerza el temor al fracaso que la expectativa ante lo positivo que está por venir.El miedo es el resultado de un desajuste entre lo que tenemos que afrontar y los recursos de los que se dispone. No solo es importante tener los recursos necesarios para afrontar las situaciones, es primordial que la persona sea consciente de la capacidad que posee y la lleve a la práctica. Cuando la persona ignora sus propias capacidades, aparecen los temores e inseguridades que hacen a uno más frágil y débil ante las circunstancias. En estos casos, la persona tiende a huir porque no sabe como responsabilizarse ni asumir las diferentes adversidades con las que puede enfrentarse.
Existen algunas características comunes entre las personas que les da miedo consolidar una relación de pareja. Estas personas temen el compromiso con ellos mismos, con su autonomía, les asusta ser responsables de sus actos y consecuencias, de tomar decisiones, de expresar sus opiniones. La autonomía y responsabilidad son capacidades que se van construyendo y aprendiendo con los años. La familia tiene un papel fundamental en la formación de los recursos y capacidades del individuo. Así pues, una educación protectora, permisiva o muy rígida impide al individuo desarrollar sus propias estrategias de afrontamiento para valerse por sí mismo. La persona que ha aprendido a establecer normas rígidas, lo hará también con su pareja. Será exigente para compartir, dar y recibir del otro, y en el momento que la relación no siga el curso esperado, vendrá la frustración y la ruptura sin dar posibilidad de cambio.La rigidez también lleva a que el individuo tenga la necesidad de tenerlo siempre todo controlado. Ese control se pierde en el momento que se comparte con una pareja el día a día y no se tienen las estrategias adecuadas para afrontar las situaciones novedosas que van apareciendo. Aparece entonces la inseguridad y el miedo que provoca angustia y frustración y por ende, se tiende a evitar aquello que no se controla. También existe en estas personas una dificultad para expresar las propias emociones. Intentan no profundizar en lo que piensan y sienten de forma que las conversaciones que mantienen tienden a ser superfluas para no mostrar sus inseguridades y sentirse inferiores.
Generalmente su deseo de conseguir una relación estable, les hace buenos conquistadores, pero posteriormente su miedo a la intimidad les creará confusión y empezarán a crear y a creerse escusas y argumentos contra la pareja para poder escapar de una relación que inicialmente habían buscado. Cuando surge el miedo a la intimidad, empiezan a crecer las dudas y a buscar “fallos” en la pareja. En cierta forma, la falta de estrategias y de conocimiento sobre uno mismo hace que se busque justificación a la propia inseguridad y temores. Como no se está preparado para asumir y abordar las carencias que uno tiene, se busca en el otro fallos que alivien el malestar generado y así comprobar que la causa del desconcierto es que la otra persona no es la adecuada. Al final se buscará romper la relación para recuperar la estabilidad y huir del descontrol. Este proceso de búsqueda de pareja y rechazo al compromiso se repetirá continuamente con diferentes parejas hasta que la persona asuma que tiene que abordar sus limitaciones. El ciclo se conseguirá romper cuando la persona se sincere consigo misma, afronte sus verdaderas necesidades y se arriesgue al compromiso.
Es imprescindible aprender a hacer frente al miedo utilizando nuevas estrategias de afrontamiento, ya que la evitación no resuelve el problema.
- Hay que hacer frente a la situación conociendo y asumiendo qué sucede y por qué sucede. Se debe contemplar la posibilidad de cambio sin que ello implique una sensación de descontrol.
- La autoconfianza debe ser un camino que se inicie desde un reconocimiento positivo de las capacidades y dificultades que uno posee. Valorarse más uno mismo fortalecerá la seguridad en las acciones y decisiones que se tomen.
- Es esencial aprender a expresar los temores y las inseguridades. Saber exteriorizar las preocupaciones ayuda a fomentar una relación de confianza y de mayor conocimiento entre los miembros de la pareja.
- También es importante conocer todos los miedos para sanearlos con nuevos pensamientos más adecuados y ajustados a la realidad. El miedo es una emoción que aparece cuando se percibe una situación de amenaza y peligro. Cuando el miedo surge ante experiencias placenteras y que aportan felicidad, estamos ante un miedo irracional que puede causar mucha insatisfacción y frustración si no se intenta afrontar y combatir.
Sara Rivero Mañas y Juan J. Borrás Valls
Instituto de Psicología, Sexología y Medicina Espill (www.espill.org)
Puleva Salud
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viernes, 20 de junio de 2008
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Cuando deseo tenerte... y huyo de ti.
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2 comentarios:
Conocí a alguien que concatena relaciones triangulares, algunas simultáneas, en las que él es el amante. Es una mezcla de casanovismo, miedo al compromiso, ¿venganza inconsciente contra las mujeres?, ¿deseo de constante ratificación del amor de la madre?.
Si te inspira, podrías hablar sobre ello.
Un abrazo.
Hola Annabel M.Z.:
Publiqué algo sobre el perfil de la persona infiel en la entrada "tres son multitud" del mes de mayo (creo).
Desde luego que la necesidad de establecer relaciones triangulares va directamente relacionada con el meido al compromiso, la inmadurez, narcisimo, inseguridad...
Es algo complejo hablar someramente del deseo de venganza inconsciente contra las mujeres o de la continua ratificación del amor a la madre.
Tomo nota para próximas entradas.
Un abrazo.
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