Perdido en el infinito de la desesperacíón, notó una presión dolorosa en la pierna que lo sustrajo del mundo intangible. Se trataba de la figurita que llevaba en el bolsillo: un guerrerito que el niño le dio la última vez que se vieron. "Papá, esto para que no te olvides de mí cuando no estemos juntos".
Ahogando las lágrimas, se levantó con ímpetu y se encaramó a su taburete, convirtiéndose en aquel guerrero noble y tenaz INVADIDO de una fuerza inusitada, dirigió su mirada con firmeza hacia el horizonte y contempló la alegría y el aplauso de su hijo. "¡Bien papá! ¡Bien papá! ¡Bien papá!".
Foto de César Cerón.
Microrrelato de Merce para Enhebrados .
4 comentarios:
Un triste relato, por la realidad del padre, que se levanta airoso con el recuerdo; pero, a buen seguro, deberá sentarse de inmediato y seguir con su trabajo de pedigüeño.
En fin, con todo me olvidaba de lo importante.
Feliz Navidad
Feliz Navidad, Pau.
Bueno, la intención que le di al microrrelato, que además debía basarse en la foto que me habían pasado previamente, fue de infundir ánimo y esperanza. Transmitir que por muy derrotado que se vea uno en algunos momentos de la vida, siempre hay algún aliciente que nos levanta el ánimo. El destino de este hombre nadie lo sabe, seguramente ni él mismo. Esto es lo que hace cambiar el flujo de la corriente, levantarse cuando uno cae enfocándose en aquello por lo que merece la pena seguir luchando. Adoptar una actitud derrotista es garantía de mantenerse en el mismo sitio.
Gracias Pau.
Hay que buscar las fuerzas dondequiera que se escondan en momentos así, y suerte de encontrarlas y levantarse del taburete.
Precioso microrrelato: no sé por qué no llego a ver un pequeño ataúd blanco detrás del recuerdo, sino una madre despiadada respaldada por abogados sin escrúpulos y una justicia vengativa y retrógrada,,
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