Según Alfonso Colodrón "Todo poema debe empezar con belleza y terminar con sabiduría. (...) Se ha dicho alguna vez que lo importante no es escribir el poema, sino vivirlo. Cuando la experiencia vivida es realmente intensa, ponerlo en palabras es muy simple, ya que éstas surgen con urgencia y fluidez: como un torrente incontenible que se convierte en arroyo primero y en manso río después." Extraigo estas palabras del prólogo firmado por Colodrón en el libro de Thich Nhat Hanh "Llamadme por mis verdaderos nombres".
Thich Nhat Hanh es un monje budista vietnamita que en su día fue nominado para el Premio Nobel de la Paz por su contribución al fin de la guerra y a la reconciliación del Vietnam. Continúo citando: "He tardado varios años en empaparme del contenido de estos poemas cuya hondura les permite estar despojados de todo artificio; sin embargo, desde el primer momento supe que quería traducirlos y dar la oportunidad al lector en lengua castellana de compartir las experiencias y la visión profunda de uno de los pocos Maestros espirituales vivos, que no va de Maestro, sino de simple monje."
Tras esta bella introducción, comparto con vosotros otro de los poemas de este Maestro que, al igual que toda su poesía, no sólo está impregnado de belleza y sabiduría, sino también de sencillez, intensidad, inspiración y paz.
Al despertar esta mañana, veo el cielo azul.
Uno mis manos en agradecimiento
por las muchas maravillas de la vida;
por tener veinticuatro horas totalmente nuevas ante mí.
Amanece el sol.
El bosque se vuelve mi atención plena
bañada por el sol.
Camino en un campo entre girasoles.
Decenas de miles de flores miran hacia el Este resplandeciente.
Mi atención plena es como el sol.
Mis manos siembran semillas para la próxima cosecha.
Mi oído lo llena el rumor de la marea montante.
En un cielo espléndido, surgen alegremente
nubes por todas partes.
Puedo ver el estanque de lotos fragantes de mi tierra natal.
Puedo ver los cocodrilos a lo largo de los ríos.
Puedo ver los campos de arroz que se extienden y extienden,
riendo bajo el sol y la lluvia.
La Madre Tierra nos da coriandro, albahaca, apio y menta.
Mañana las colinas y montañas del país
estarán verdes de nuevo.
Mañana los brotes de vida se abrirán prestos.
La poesía popular será tan dulce como las canciones infantiles.
Thich Nhat Hanh "Llamadme por mis verdaderos nombres".
4 comentarios:
Hola Merce... vaya cambio de look de tu blog!! Me gusta (aunque también me gustaba bastante el anterior diseño)... pero lo importante es su contenido y veo que mantiene la calidad. Enhorabuena. Saludos.
Hola Ricardo
Muchas gracias. La intención es cuidar tanto el contenido como el continente y seguir avanzando en ambos aspectos. La anterior plantilla era demasiado antigua y no me dejaba incorporar muchas funcines, así que hubo que renovarla.
Saludos tambien para ti.
Es la primera vez que entro en tu Blog: el "culpable" no es otro que Picasso, cuya biografía resumiste tan bien.
Luego he leído algunas de tus entradas más recientes y me gusta mucho lo que pones.
Gracias por compartir cosas tan bellas como la traducción de Colodrón al español de este hermosísimo poema del monje budista Thich Nhat Hanh.
"La poesía popular será tan dulce como las canciones infantiles", ¡qué final tan bello!
Un cordial saludo desde Cantabria y feliz domingo, Mercedes.
Hola Doña Eñe.
Bienvenida!! Muchas gracias por tus amables y bellas palabras.
Feliz día para ti también.
Saludos desde Alicante.
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